martes, 18 de agosto de 2009

 

El archiduque Francisco Fernando de Austria era un hombre extraordinariamente vanidoso. Cuando iba a una ceremonia de gala, se hacía coser a sí mismo en su uniforme de modo que no hubiera una sola arruga que empañara su apariencia. Desgraciadamente, el archiduque llevaba uno de sus uniformes cosidos encima cuando le dispararon en Sarajevo el 28 de junio de 1914. Fue imposible desabotonar su uniforme. Cuando se encontraron por fin unas tijeras, el archiduque se había desangrado hasta quedar muerto.

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