Club del suicidio

martes, 1 de diciembre de 2009

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Les dejo un manga para descargar. Se llama "Club del suicidio". Ya lo imprimí pero todavía no lo leo. Parece muy interesante, sobre todo por ser género Gore.

Título Original :Jisatsu Circle
Título Alternativo : Suicide club
Autor : Usamaru Furuya
Año : 2003
Género : Gore, Seinen, Misterio
fansub : Anime Box Fansub
Volumenes : 6 capitulos (1 tomo)

Sinopsis

Se cuenta que existe un grupo de adolescentes que se dedica a cometer actos de suicidio premeditado. Son conocidos como el Club del Suicidio.

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Réquiem por un suicida

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Réquiem por un suicida, la más reciente novela de René Avilés Fabila, se constituye como una extensa y profunda reflexión acerca de la única libertad que -según Jack London- posee el hombre: fijar la fecha del día de su muerte, al decidir quitarse la vida.

Gustavo Treviño es el protagonista central -el suicida- de este relato que se edifica como una biografía hilvanada con recuerdos, anécdotas, cartas y consideraciones filosóficas acerca de temas diversos, pero ubicados en el horizonte de la muerte que entrevé el personaje desde las primeras líneas: el amor, la actividad política, la amistad, la literatura, la vida, la felicidad.

El corazón anhela una bala; la garganta ansía una navaja; el alma tiembla entre paredes de hielo... y nunca escapará del hielo, es una cita de Mayakovski que -entre otras de Esenin, Balzac y Joseph Roth- antepone Avilés Fabila a la novela, a manera de epígrafe, y desde el primer capítulo -a través del personaje- plantea una de las interrogantes básicas, que aquí podemos enunciar del siguiente modo: ¿Por qué la vida y no más bien la muerte?

Gustavo Treviño observa que los hombres comunes y corrientes luchan contra la muerte y se adhieren a religiones diversas en busca de la divina promesa de inmortalidad, pero en realidad -considera- no hay ninguna perspectiva grata en el hecho de perpetuar vidas inútiles y aburridas. Desecha el lugar común de considerar infelices a los suicidas, y recapacita en el comentario de Borges respecto a que numerosos personajes de la literatura rusa son suicidas por felicidad. También enfrenta la acusación de que los suicidas son seres irracionales o presas de locura. Pone ejemplos: Paul Laforgue, Ernest Hemingway y Jaime Torres Bodet no fueron seres anormales y su suicidio fue, quizás, el acto más lúcido de sus vidas.

En el crimen perfecto que es el suicidio -no hay que perseguir al culpable-, el protagonista distingue, al lado de los presuntos débiles de carácter o de espíritu, a quienes se quitan la vida con una firme y premeditada osadía. “Uno no se mata por cobardía, como supone el común de la gente. Se mata por valentía y coraje”, expresa.

También advierte que hay diversas modalidades del suicidio, ya que no todo se reduce a darse un balazo: hay el suicidio lento y complejo de los alcohólicos, quienes se hunden en una agonía placentera”, como hicieron Edgar Allan Poe, Malcom Lowry o José Revueltas.

Treviño compara la vida con un viaje homérico, en el que hay que sortear decenas de peligros, escuchar el canto de sirenas, cegar a Poliferno y escapar de Circe, y acepta que la fuerza motriz de la humanidad no es la lucha de clases, sino el amor. Marxista y escritor, el protagonista no decide matarse por sus ideas ni por la literatura, sino por amor... o, más bien, por desamor. Miriam, Emilia, Cristina y Celeste son algunas de las mujeres que, literalmente, pasan por su vida dejando, más que presencia o plenitud, soledad; todas ellas se funden en Montserrat, la mujer con “ojos de venado joven” que recoge las cenizas de Treviño. No detalla el autor el instante del suicidio porque nadie tiene derecho a ver morir a un hombre, a menos que éste así lo quiera” y por que, finalmente, el suicidio es un acto íntimo, ya que quien se mata en público es más un exhibicionista que un suicida convencido.

A pesar de abordar diversos temas filosóficos acerca de la vida, la muerte y el suicidio, la novela de Avilés Fabila no es un discurso teórico acerca de esos temas. Es un relato bien estructurado donde los fragmentos ensayísticos no dificultan ni interrumpen la lectura de la novela. Avilés Fabila cumple, con mucho oficio y pulcritud, su trabajo literario, pero subraya una cita de Camus, que constituye un reto teórico: No hay más que un problema filosófico verdaderamente serio: es el suicidio. Juzgar que la vida vale o no vale la pena de ser vivida es contestar a la cuestión fundamental de la filosofía.”